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Por qué a nuestros cerebros les encanta estar al aire libre


A todos nos encanta estar al aire libre. ¿Pero por qué? ¿Es solo una preferencia? Resulta que hay pruebas concretas de por qué todos nos sentimos mucho mejor cuando estamos al aire libre.


Como médicos, nos hemos topado con varios principios muy interesantes sobre cómo funcionan el cerebro y el cuerpo. Cuando miramos estos principios en relación con nuestras aventuras al aire libre, tiene mucho sentido por qué seguimos volviendo a la naturaleza.

 

1. La actividad física promueve la salud general

La actividad física aumenta la circulación, lo que aporta los nutrientes necesarios a todas nuestras células. Las combinaciones de estimulación sensorial también aumentan la conectividad cerebral, que es especialmente crucial para las mentes jóvenes en desarrollo. Esto, a su vez, conduce a beneficios duraderos para la salud, incluida la neurogénesis o la regeneración de nuevas células cerebrales en partes de nuestro cerebro. Esto puede ayudar en la memoria, el aprendizaje y el estado de ánimo. La actividad física también ayuda a prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer. Nuestro cuerpo reconoce estos beneficios y comienza a desear la actividad física que trae estos resultados.

 

2. El aire libre excita y calma nuestro sistema nervioso autónomo

Nuestro sistema nervioso autónomo (SNA) regula la función de todos nuestros órganos y equilibra nuestro sistema nervioso simpático (que controla nuestra reacción de lucha o huida en respuesta al estrés) y parasimpático (que promueve nuestro descanso y funciones digestivas). Hay actividades al aire libre que activan la rama simpática y actividades al aire libre que activan más actividad parasimpática. Actividades emocionantes, como ciclismo de montaña, escalada, esquí, paracaidismo y correr, activan la rama simpática, dándonos aumentos de cortisol. En pequeñas dosis periódicas, el cortisol puede mejorar la memoria y aumentar la termogénesis, un aumento de la temperatura corporal que ayuda a quemar grasa.

Dicho esto, necesitamos un equilibrio entre la activación del sistema nervioso parasimpático y la activación del sistema nervioso simpático. La activación excesiva y frecuente del sistema nervioso simpático puede provocar varios problemas. Afortunadamente, la naturaleza también brinda excelentes oportunidades para activar la rama parasimpática. Esta rama se activa mediante actividades de descanso y relajación, como la meditación, la observación del atardecer y la respiración profunda después de una larga caminata. La rama parasimpática promueve la curación, la regeneración celular, mejora la digestión y el alivio del dolor. El equilibrio adecuado del sistema nervioso autónomo promueve increíbles beneficios para la salud, lo que nos hace regresar por más cada fin de semana.

 

3. Las cascadas y las olas del océano mejoran nuestro estado de ánimo

Aquellos que viven cerca del mar aman la playa y aquellos que no tienen salida al mar encuentran con frecuencia el camino hacia el agua. ¡También hay una explicación científica para esto! Según WebMD, esto se debe a la presencia de iones negativos, que "... son moléculas inodoros, insípidas e invisibles que inhalamos en abundancia en ciertos entornos. Piense en montañas, cascadas y playas. Una vez que llegan a nuestro torrente sanguíneo , se cree que los iones negativos producen reacciones bioquímicas que aumentan los niveles de la serotonina química del estado de ánimo, lo que ayuda a aliviar la depresión, aliviar el estrés y aumentar nuestra energía durante el día ". La próxima vez que estés en la playa o vayas de excursión a una cascada, solo piensa en lo feliz y agradecida que está tu sangre por haber elegido estar afuera hoy.

 

4. Senderismo nos aclara literalmente la cabeza

La mayoría de nosotros vivimos cerca de ciudades o en suburbios con cantidades bastante altas de contaminación. Cuando hacemos senderismo, no solo nos alejamos de las zonas contaminadas, sino que nos sumergimos en árboles y plantas que emiten oxígeno. Su cerebro es solo alrededor del 2% de su masa corporal total y, sin embargo, usa el 20% del oxígeno de su cuerpo.

Por supuesto, cuando caminamos a grandes alturas, el aire es más delgado y, en consecuencia, hay menos oxígeno. Pero esto en realidad entrena nuestros pulmones para que sean más eficientes. Con el tiempo, nuestro cuerpo se vuelve más capaz de extraer oxígeno del aire, lo que nos permite obtener el oxígeno que necesitamos, incluso en áreas donde las concentraciones de oxígeno son bajas.

 

5. Estar al aire libre mejora la capacidad de atención

Cuanto más permanezcamos en nuestro ajetreado estilo de vida con miles de notificaciones, alertas, anuncios y problemas que atraen nuestra atención, más breve será nuestra capacidad de atención y más difícil será

atención. Cuando elegimos estar al aire libre, nuestra atención se centra en los increíbles paisajes y las personas con las que estamos. Cuando volvamos a nuestros estilos de vida ocupados, podemos ser más eficaces en el trabajo, tener mejores resultados en la escuela e incluso tener mejores relaciones.

Sabemos desde hace siglos que naturalmente nos sentimos bien cuando estamos al aire libre. Ahora sabemos por qué. Entonces, la próxima vez que debata si debe ir de excursión o ver nuestro programa de televisión favorito, piense en todos los increíbles beneficios que obtendrá al elegir estar al aire libre.

 

 

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